En un momento histórico como este pareciera importante vislumbrar una posibilidad de algún camino, el paso a paso cómo senda en el bosque que conforme un micelio presente que nos prometa humildemente habitar aquel camino, en una sensación de abarcar o abrazar, pudiendo trazar quizás, una noción de este transitar glocal.
Lo Glocal: este término que aparece desde el equipo de trabajo y entre conversaciones, que hemos pensado desde su acepción más rebelde, en aquella que le da un guiño a lo decolonial (sin intento de trazar términos de moda). Pensar en proponernos estos Territorios Glocales tiene que ver con reconocer los caminos: los métodos y las formas, el micro y el macro, las visiones y escuchas, y quizás pensarnos en la proyección de promesa de un terreno àurico; es en definitiva una idea que nos vincula desde lo local tendiendo trenzas hacia el cercano afuera de la cadena montañosa.
Nos encontramos entonces con los trabajos y aproximaciones de estos artistas que como semillas diaspóricas nos invitan a entrar en sus miradas y percepciones, para disponernos a un ubicarse como extraño en el mundo que transitan. En ese muestrario: crisol de voces, reconocemos miradas e imágenes como propias también, quizás como contándonos aquello de que todos somos uno. Aquí afortunadamente las distancias no se acortan sino que se apropian por ser caminadas, tanto así como las ideas de identidad, parajes como visiones del apocalipsis, naturalezas dispares que hablan con ciudades dispares y salidas de tiempo. en movimientos que curiosamente marca y desmarca.
Mariana Renthel
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DEVENIR PERSONNE
El vídeo y la fotografía han sido un espejo en el que reflejo la exploración, el contacto de mi cuerpo y de mis inquietudes, buscando nuevas percepciones y miradas de mi vida y de lo que soy. Esas mismas que van evolucionando a través del tiempo, de la interacción con el otro, de mis preguntas y de diversas fluctuaciones de mi ser. Es entrar a un cuestionamiento constante con mi identidad y mi sexualidad, en el que mi autorretrato está en constante evolución con relación a mis sentimientos y a cada variable que atraviesa mi día a día.
Andrea Ospina Álvarez
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Marea baja
En el contexto marítimo del Museo de Historia Natural Île de Kerner (Francia) ubicado en un lugar llamado La fin du monde (el fin del mundo) comencé a encontrar que las algas negras, una planta nativa del territorio, se convertía en invasiva cuando los cultivadores de ostras ponían sus parques con un fin agrícola y económico. Este fue mi primer acercamiento al territorio, al paisaje y a un contexto europeo totalmente alejado de mi cuerpo y mente.
Poco a poco en el diálogo con los habitantes de la región, comencé a encontrar un patrón en sus historias náuticas, un acontecimiento trágico que desembocaba en las costas de Bretaña donde barcos petroleros provenientes de América latina y África se accidentaban por tormentas marítimas como las pinturas de Turner. Esto me llevó a comprender que las cosas no están tan aisladas unas de otras y que los hechos y tragedias ecológicas que parten de un lado del planeta, se compartían desde paisajes y miradas desterritorializadas y, por ende, su compresión plástica debía contener una mirada no sólo situada sino también globalizada.
En este paralelo, las fotografías son el origen de la obra Marea Negra, Ellas comprenden una unión de historias donde se muestra un paisaje cotidiano de integración armónica entre naturaleza y humano, como el escenario preapocalíptico de la imagen.
Ana Escobar
La distancia. La distancia implica habitar nuevos territorios, conocer nuevas personas, hablar otras lenguas. A su vez, la distancia nos permite una aproximación técnica nueva, diferente, a veces incierta, pero que siempre termina siendo una experiencia rica a nivel plástico y conceptual.
Las dificultades (en un sentido sesgado del término) activan a su vez la creatividad. Nuevas posibilidades aparecen en el momento que nos permitimos el error, el ensayo, la libertad de crear con eso que nos rodea cotidianamente.
Daniel Echavarría
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Regarder-Se Regarder
Mi trabajo artístico se centra en experimentar la relación del ser humano con su entorno y las maneras en las que éste se lo apropia conscientemente o en las que se inserta de manera inconsciente en los movimientos de un lugar determinado. Esto lo exploro desde tres binomios: el humano y la naturaleza, el humano y la arquitectura, y el ser humano en su dimensión íntima.
La instalación Regarder- Se regarder está enmarcada en el binomio el ser humano y su dimensión íntima. Esta obra parte de un estudio de la arquitectura de Lorient, ciudad rectilínea, solitaria y silenciosa, contraria a Medellín mi ciudad de origen, donde crecen dispares en las montañas los barrios construidos orgánicamente. Sin embargo, la obra en sus búsquedas e investigación deviene en una teatralización de la imagen, donde las fotografías y los dibujos adquieren un carácter de objetos instalativos que reflejan las líneas rígidas de la ciudad y en la cual irrumpen, en la estaticidad y la meditación ligada al silencio que se experimenta en Lorient, las variedades presentes en lo efímero que la fotografía es capaz de capturar. Los muros son constelaciones de variedades mediante las cuales el silencio de la arquitectura se expresa. Finalmente, La instalación Regarder- Se regarder es reflejo y manifestación del encuentro íntimo de la artista con una necesidad interior que vivencia en el silencio, música habitual de la ciudad de Lorient.
La ciudad habla y a pesar de eso, la constante sigue siendo el sosiego.
Juliana Marín
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Agógica de vida: Un salto fuera del destino
Desde que tengo memoria me han atraído especialmente las letras, los lenguajes, las formas de comunicación. Recuerdo que desde una edad temprana mis juegos consistían en escribir poemas, canciones y frases que encontraba significantes, y atesorarlas en memorias escritas donde el tiempo no pudiera desterrarlas. Los juegos de palabras y las invenciones de lenguajes permearon mis días desde entonces.
Considero que la música hace parte de este grupo de consideraciones, como lenguaje no verbal. La música en mi vida ha sido al mismo tiempo detonante y catalizador, objeto de crecimiento y proceso humanizador; me ha obligado a ser constante en el estudio y a fijar propósitos, me ha conducido a empezar una carrera universitaria, a conocer grandes maestros de academia y de vida, y ahora, a emprender un viaje a otro continente.
Liz Yesenia Mesa Garcia
